Techno Vigilante

El tiempo que nos queda

Image showing the number of weeks, represented with squares, within a lifespan of 90 years. Horizontally, 52 squares are shown, comprising a year. Vertically the age of a person or the number of years.

Número de semanas en una vida de 90 años. Imagen de Tim Urban para Wait But Why.

Recientemente volví a leer la visualización de Tim Urban sobre el tiempo que nos queda para realizar varias actividades conforme van avanzando los años. Además de pensar en el tiempo que tengo para dedicarle a mi familia, amigos y las actividades que más me gustan hacer, no pude sacar de mi mente la siguiente gráfica, que es de los presidentes de EE. UU. pero ayuda a establecer el punto:

Image showing the amount of US presidential elections that a person with a 90 year lifespan may witness.

Elecciones presidenciales de EE. UU. en un plazo de 90 años. Imagen de Tim Urban para Wait But Why.

A mis 25 años, ¿cuántos presidentes más veré durante el tiempo que me queda de vida? Si —afortunadamente— llego a vivir 90 años, veré a 10 presidentes más. Es decir, podré contar con los dedos de mis manos el número de elecciones federales en las que podré votar. Sin duda, es extremadamente bajo el número.

Es aquí donde estos números se tornan más impactantes. Diez presidentes más significa que las decisiones que tomen las siguientes administraciones determinarán, en gran parte, las oportunidades y calidad de vida de los integrantes de mi generación. El que se mantengan las crisis de inseguridad y económicas actuales de manera sostenida marcarán de por vida y de manera irreversible a millones de mexicanos.

Cada día que pasa, es una oportunidad menos. Preocupa que en México el discurso y las noticias se centren en los asuntos personales y políticos que benefician a unos en detrimento de otros. Preocupa que el tren del desarrollo tecnológico, innovación y renovación haya salido de la estación y nosotros no estemos dentro.

¿En diez sexenios México va a poder pacificarse? ¿Podremos transitar de un sistema de generación de energía basado en petróleo y gas a uno sostenible que aproveche nuestra riqueza en recursos y técnicas sustentables? ¿Cómo enfrentaremos la obsolescencia, aparentemente inevitable, de economías como la nuestra basadas en la exportación de materias primas y manufactura?

Si queremos llegar a ver un mejor país, tenemos mucho menos que diez sexenios.

Tender puentes contra la intimidación

Gabriela Warkentin escribiendo para El País:

Y entonces me difamaron desde Palacio Nacional. Desde Palacio Nacional, frente a la mirada complaciente del presidente de la República, Ana Elizabeth García Vilchis, vocera del frívolo ejercicio semanal de intimidación que se llama Quién es quién en las mentiras, dictaminó que los ahí exhibidos integramos una red de conspiración bajo el paraguas de “tridenteideas” con el “fin golpista” de dinamitar al Gobierno de López Obrador. Que si se habían retuiteado notas falsas sobre Gas Bienestar, que si se habían creado cuentas falsas para orquestar ataques, que si todos compartíamos en nuestras biografías de Twitter un mismo correo electrónico, que si la manga del muerto. Me parece que (todavía) es tiempo de convocar a otro diálogo público y a insistir en que es posible a pesar de las estridencias. Pensar en sentarnos a dialogar, quienes así lo deseamos, para tender puentes, para visibilizar a los muchos y las muchas que se sienten excluidas de los jaloneos ideológicos. Celebrar la moderación activa como un espacio de convergencia. Las lluvias de mierda, como las que hemos vivido tantos, solo cancelan cualquier escenario de interlocución. Y salvo que algunos le estén apostando a un país de soliloquios confrontados, más nos vale encontrar caminos de conversación.

El Quién es quién en las mentiras es un ejercicio soez, donde la revancha y la intimidación son los principales objetivos. Mi solidaridad con Gabriela Warkentin y todos los involucrados. La única respuesta es tender puentes y dialogar.

Tres lecturas

A propósito del tercer informe de gobierno presentado el día de ayer, me quedo con tres muy distintas lecturas de lo que ha ocurrido en el sexenio. Este espectro de opinión pareciera abarcar perfectamente la administración del 2018–2021 y el tono con el que arrancamos el cuarto año.

Por cierto, es agradable saber que en un mismo medio —El País— coexistan opiniones tan diversas. Si se desea eliminar la polarización, este tipo de publicaciones son las que necesitamos.

Jorge Zepeda Patterson en «López Obrador o la domesticación del rencor»:

Pero hay algo en lo que no se equivoca. Quizá el mayor legado que vaya a dejar su Gobierno resida en los nuevos usos y costumbres de la vida pública. Leyes y reformas podrán revertirse, desde luego, pero es cierto que hay aspectos de la cultura política que quedarán instalados cuando él se vaya. O como lo dijo en su informe de este miércoles: “Cómo podrían los conservadores quitar las pensiones a los adultos mayores; como podrían suprimirse las becas a los estudiantes pobres; como volver al lujo, a las extravagancias en el ejercicio del gobierno; cómo regresar a la condonación de impuestos a las grandes corporaciones económicas o financieras; cómo retornar a la privatización depredadora de los bienes públicos”.

Si bien no estoy del todo de acuerdo con lo que Zepeda menciona en el artículo, muchas veces considero que cae en imprecisiones en su lectura de la situación económica, será difícil que las siguientes administraciones modifiquen el curso en el tono y expectativa que tendremos los mexicanos de la forma de hacer política y combatir problemas como la pobreza. De aquí en adelante. Para bien o para mal, el fenómeno López Obrador se está instaurando como una cultura política muy propia de México.

Viridiana Ríos en «Las mentiras y los éxitos de López Obrador»:

Cada quién leyó el mensaje desde una trinchera ideológica distinta. Sus acérrimos críticos se perdieron de la oportunidad de ver un México que ha cambiado relevantemente para los trabajadores, contribuyentes y consumidores. Sus acérrimos defensores se perdieron de aún más. No pudieron observar al presidente disminuido que subió a tribuna confundiendo sus sueños con las realidades.

Nadie puede escatimar que López Obrador ha tenido éxitos relevantes. Los trabajadores tienen un salario mínimo 44% superior que el que tenían en 2018, se ha regulado el outsourcing permitiendo que millones de trabajadores coticen ante el IMSS y el acceso a los créditos del Infonavit se han facilitado. Más aún, la regulación secundaria de la reforma laboral (y la aprobación de un T-MEC que la vigila) ha comenzado a expulsar a sindicatos corporativistas mediante elecciones libres – algo que hace apenas unos años no hubiéramos ni soñado.

Un López Obrador ecuánime y juicioso bien pudo haberse quedado ahí. Ahondar en las cosas que se han hecho bien, decir lo que va a hacer mejor.

Pero no, decidió mentir. Listo una cantidad enorme de retrocesos disfrazados de avances como parte de su mensaje. Destaca la cancelación del aeropuerto en donde el presidente quiere hacernos creer que el nuevo aeropuerto que construye con ayuda del Ejército será más barato y se terminará más rápido. En realidad, una vez que se han considerado los costos de la cancelación el proyecto original, lo que él construye es un gran elefante blanco.

El tema educativo es quizá el más preocupante. El Gobierno federal dice que se otorgan más recursos para la mejora escolar aun si sabemos que no hay dinero ni para reparar las escuelas que fueron saqueadas durante las cuarentenas. Y celebra la construcción de 140 universidades que, en realidad, son centros de estudio precarios. De la falta de calidad educativa no se habla.

En su lectura, Viridiana Ríos conjunta su interpretación de la situación social y el estado de la economía para contrastar lo que ven ambos lados del espectro ideológico. Para verdaderamente solucionar muchos de los problemas económicos y sociales que enfrenta nuestro país, se requiere que ambos grupos —los que están y no están con el gobierno actual— se escuchen.

Continuar con los programas y proyectos que han funcionado es fundamental. Sin embargo, también se requiere autocrítica y tomar alternativas en aquello que no está funcionando. Seguramente en este último grupo recae la economía en general, junto con CFE, Pemex, el NAIM, Tren Maya y Dos Bocas. También, no olvidemos la violencia, haciendo énfasis en la violencia de género, que sigue rampante en todo el territorio.

En fin, sí es preocupante que el discurso haya estado cargado de aseveraciones muy distintas de los hechos. Se mencionaron muchos otros datos y no pareciera haber siquiera el más mínimo esfuerzo de ocultarlo. Quien diga, con datos duros y buenos argumentos, que cierto programa o sector requiere de atención, está confundido por su ideología. No hay más, ni siquiera un poco de autocrítica.

Valeria Moy en «Los récords de López Obrador»:

En ese sentido, no sorprende demasiado lo informado por el presidente este miércoles. Quizás sorprenda un poco el tono; un tono de fin de ciclo muy de acuerdo con lo que López Obrador ha señalado en diversas reuniones privadas: son dos años de hacer, de acción; dos años de consolidación de lo hecho en los dos primeros; y los últimos dos para preparar la salida. Ese era un poco el ánimo que se percibía.

Después del “tengan, para que aprendan” se oyeron los aplausos de los asistentes, principalmente miembros del Gabinete. No sorprende, desde luego. Lo que sorprendería es que se hubiera hablado del incremento en las cifras de pobreza, de la precariedad del empleo que se ha recuperado centrado básicamente en la informalidad, de que el crecimiento de 6% que tendremos este año es un rebote por la caída previa además impulsado por el motor externo. No se habló tampoco de cómo esos “logros” en materia económica se han quedado muy cortos frente a las expectativas que el presidente generó durante su campaña.

La más técnica en aspectos de desarrollo económico de los tres, Moy se muestra preocupada porque parte de los logros con los que se congratula el gobierno han sido producto de factores externos. Además, muchos de los avances en apoyo social tendrán impacto a corto plazo, puesto que sin crecimiento, no se crean más empleos y empresas. A mediano y largo plazo, un mayor número de personas seguirán requiriendo los apoyos otorgados de manera directa.

Además, los indicios de que después del “efecto rebote” no habrá una época de crecimiento económico sostenido sin que haya una intervención en las tendencias actuales, ponen en jaque a los programas de gobierno de López Obrador. Es decir, la refinería, el Tren Maya y los programas de apoyo a sectores de la población parecieran no haber tenido el impacto y efecto deseados. Seguramente terminaremos el sexenio de la misma manera, ya que AMLO se encuentra en “modo consolidación”. En seguida, vendrá su faceta de padrino de la sucesión para apoyar al candidato de Morena.

La frase “tengan para que aprendan”, refiriéndose a la oposición, o mejor dicho a los “tecnócratas neoliberales”, es un llamado para crispar y retar a todo aquel que considere que México no va por un buen camino en el ámbito de desarrollo económico. Irónicamente, como bien hace notar Moy, muchos de los logros mencionados durante el discurso y el paquete entregado al Congreso son plenamente neoliberales.

Te leo como un libro

Como siempre, un deleite leer a Irene Vallejo, quien escribe para El País:

Un texto es la partitura del lenguaje; las palabras, aire escrito. Ahora mismo, con tu mirada, tú extraes música callada de estos párrafos. El alfabeto es un hermoso invento para conservar la huella del pensamiento, también para comunicarnos a distancia. Pero no es la única forma de hacer viajar los mensajes. Nuestros antepasados encontraron otros modos de atravesar el horizonte con sus frases. Así idearon el lenguaje de humo o el idioma rítmico de los tambores.

Muchas veces olvidamos que tenemos un sinfín de maneras para comunicarnos, solo tenemos que poner atención y encontraremos una. También, me hace pensar en las nuevas formas de comunicación que tendremos en el futuro. Por ejemplo, los emoji surgieron desde que los japoneses comenzaron a utilizarlos en los noventa y han sido transformados por completo —partiendo de los emoticonos, hasta convertirse en los omnipresentes caracteres a color— .

El problema con WhatsApp: no es la privacidad, es la naturaleza del servicio

Jordi Pérez Colomé escribiendo para El País:

La fecha para aceptar la actualización de la política de privacidad de WhatsApp ya ha pasado. De momento, los usuarios que no les dieron el visto bueno el sábado 15 de mayo siguen usando la aplicación sin problema. La compañía seguirá mostrando “durante varias semanas” un recordatorio a quienes no han aceptado. Pasadas esas semanas, el recordatorio será “persistente” y solo se podrá interactuar con WhatsApp mediante notificaciones: cuando llegue un mensaje se podrá responder, pero no se podrá acceder a la lista de chats.

La mayoría de las personas consultadas valora la calma que obtienen al salir de WhatsApp. Hay varios tipos de tranquilidad. Primero, huir del spam (mensajes no deseados) bienintencionado. “Me ahorro los interminables diálogos-monólogos de gente que necesita comunicar que tiene una nueva mascota pero requiere 35 líneas, 50 emoji y docenas de signos de puntuación y admiración, además de chistes viejos, historias en Power Point de cisnes en un estanque, puestas de sol interminables con acompañamiento de violines o las invocaciones a santos y vírgenes”.

Para María Jesús Gullón, el problema era más serio. “Dejé WhatsApp por mi trabajo y por el bien de mi salud”, dice. “Recibía notificaciones a cualquier hora, invadía mi vida privada, no desconectaba del trabajo, llegó a crearme adicción. Estaba todo el día pendiente de si recibía mensajes y de si ‘habían leído’ lo que fuera que hubiese enviado”, añade.

Sorprendente que la mayoría de las personas entrevistadas dejaron WhatsApp por salud mental o por perder demasiado tiempo en la aplicación. El miedo de perderse algo o no estar informado al no usar la aplicación es real. Las implicaciones sociológicas y en nuestra salud de estas plataformas sigue siendo un terreno poco explorado.

Personalmente, sigo sin aceptar las nuevas condiciones de uso—a pesar de que tengo una cuenta en Instagram y Facebook ya me tiene más que perfilado—. No sé si cuando llegue el momento, de no poder usar el servicio, las aceptaré o borraré la aplicación de una vez por todas. Si bien pareciera que las razones por las que uno no debería aceptar los cambios promovidos por Facebook son meramente un asunto de privacidad y manejo de nuestros datos, la comunicación por medio de esta aplicación de mensajería se ha vuelto plenamente disfuncional y demandante.

En general, WhatsApp se ha vuelto problemática por las decisiones que está tomando Facebook para recopilar y utilizar los datos de esta aplicación para mostrar anuncios dirigidos, pero la verdadera razón se centra en el número de usuarios que magnifican los vicios del formato de comunicación. Frenéticamente revisar los “checks azules”, recibir reclamos por no haber contestado bajo un cierto periodo de tiempo—a pesar de haber leído los mensajes—, tener que leer mensajes sobre el trabajo o la escuela a las 23:00 horas y preocuparse por ello, recibir mensajes de confirmación de veinte personas distintas con un “gracias”—olvidando que el emisor puede revisar si ya leyeron algo o no—y el constante envío de bendiciones, chistes, videos o presentaciones de PowerPoint de la época de las cadenas de correo, son solo ejemplos de la experiencia que día a día tenemos que lidiar. Todo ello nos quita energía y reduce nuestra atención.

El verdadero problema de WhatsApp es su naturaleza de tipo “push”. Los mensajes te llegan, demandan tu atención y presentan contenido que muchas veces ni te interesa en primer lugar. Además, empujan cambios en términos y condiciones de uso porque saben que no hay alternativa más que aceptarlos. Es completamente arbitrario que por decisión de una empresa, tengamos que ceder nuestros datos y aceptar ciertas condiciones de uso de un servicio que nos ha dejado sin muchas alternativas. En ese sentido, la naturaleza abierta del correo permitía que cada uno de nosotros tomara ciertas decisiones sobre el proveedor, plataforma y seguridad que mejor nos acomodara. Un correo electrónico de Gmail es compatible con uno de Outlook, para poner un ejemplo. ¡Cada usuario tiene la libertad de elegir! En cambio, con servicios como WhatsApp, estás obligado a usar la aplicación y aceptar las condiciones de WhatsApp para comunicarte. Si no, quedas fuera.

Signal o Telegram parecen buenas alternativas, aunque dudo que puedan combatir este sentimiento de urgencia por contestar o permanecer conectado la mayor parte del día. De igual manera, tienen sus propias condicionantes para usar el servicio, presentando ventajas y desventajas en cuestiones como privacidad o seguridad. El mismo efecto lleno de vicios, al crear un grupo para un salón de clases o equipo de trabajo para “poderse comunicar al instante y de manera más práctica”, seguirá, gracias a que la filosofía y modelo de comunicación continuarán siendo los mismos.

Jaque geopolítico

Jack Nicas, Raymond Zhong y Daisuke Wakabayashi en el artículo de investigación “Censorship, Surveillance and Profits: A Hard Bargain for Apple in China” para el New York Times:

Behind the scenes, Apple has constructed a bureaucracy that has become a powerful tool in China’s vast censorship operation. It proactively censors its Chinese App Store, relying on software and employees to flag and block apps that Apple managers worry could run afoul of Chinese officials, according to interviews and court documents.

And in its data centers, Apple’s compromises have made it nearly impossible for the company to stop the Chinese government from gaining access to the emails, photos, documents, contacts and locations of millions of Chinese residents, according to the security experts and Apple engineers.

In China, Apple has ceded legal ownership of its customers’ data to Guizhou-Cloud Big Data, or GCBD, a company owned by the government of Guizhou Province, whose capital is Guiyang. Apple recently required its Chinese customers to accept new iCloud terms and conditions that list GCBD as the service provider and Apple as “an additional party.” Apple told customers the change was to “improve iCloud services in China mainland and comply with Chinese regulations.”

The documents show that GCBD employees would have physical control over the servers, while Apple employees would largely monitor the operation from outside the country. The security experts said that arrangement alone represented a threat that no engineer could solve.

La censura y el control político en regímenes autoritarios en el siglo XXI no involucra la prohibición del internet, la toma de estaciones televisivas o el cierre de proveedores de comunicaciones. La censura, se basa en el control de los datos privados de las personas o empresas y el acceso a servicios o plataformas—particularmente las móviles. Con ello, tienes todo sobre los disidentes, sabes cómo piensan y tienes garantías de poder presionar por múltiples frentes. No solo eso, gran parte del discurso público y el desarrollo de la cultura se está realizando en plataformas globales como Twitter o TikTok. Si restringes el acceso a estos servicios, estás quitándoles a los individuos algo que disfrutan y que les permitiría conversar, formar comunidades y organizarse. No por nada, el gobierno de China prohíbe todo tipo de plataformas extranjeras y mantiene alternativas altamente reguladas por el PCC.

Como colateral, quedan los proveedores de la plataforma y los creadores de contenido. Por ejemplo, Apple y los desarrolladores de la App Store, Facebook y los influencers o Google y los responsables de blogs o canales de YouTube. En cambio, el PCC logra mantener su influencia sobre todos estos actores—que como locales deberán obedecer las reglas escritas y no escritas—al momento de participar en el discurso público.

Apple es quizá la empresa extranjera en China que más expuesta está a lo que dicte Xi Jinping. Entiendo el argumento que aboga porque la empresa de Cupertino no ceda ante las presiones del gobierno chino en pro de la privacidad y libertad de expresión de los usuarios, incluso si esto (conociendo los antecedentes y las exigencias en plataformas como la App Store, es algo seguro) implicaría que Apple deje de operar y vender sus productos en China. Sin embargo, creo que están acorralados y, como han manejado las cosas, defienden los intereses de los consumidores en China—dejando abierta la posibilidad de que adquieran sus productos en dicho país—, mantienen la operación de las fábricas en quizá el único lugar que pueda ofrecer la capacidad de operación requerida por Apple y continúan formando parte del mercado que contribuye la quinta parte de los ingresos de la compañía.


El reporte incluye, como anécdota, que Apple retiró la leyenda “Designed by Apple in California” de los iPhone a partir de una exigencia de los trabajadores de la compañía en China. Sin embargo, como apunta John Gruber, suena más a un enfoque equivocado del artículo.

Apple, ladrón de la mafia, y privacidad

Eric Benjamin Seufert escribiendo para Mobile Dev Demo sobre los cambios recientes de la política de privacidad en la App Store conocidos como App Tracking Transparency (ATT, por sus siglas en inglés):

With ATT, Apple has robbed the mob’s bank. In bolstering its ads business while severely handicapping other advertising platforms — but especially Facebook — with the introduction of a privacy policy that effectively breaks the mechanic that those platforms use to target ads, Apple has taken money from a party that is so unsympathetic that it can’t appeal to a greater authority for redress. Apple has brazenly, in broad daylight, stormed into the Bank of Facebook, looted its most precious resource, and, camouflaged under the noble cause of giving privacy controls to the consumer, fled the scene.

And Facebook is left with little recourse. The company attempted to sway consumer sentiment to its side through an enormously wide-reaching PR campaign, but its efforts there were hobbled by the narrow messaging that was available to it. Facebook couldn’t explain in detail why ATT will harm consumers because, in doing so, it would need to reveal just how it personalizes ads — through observing conversions on third-party websites and apps. So Facebook was restricted to a fairly weak PR strategy, which was to highlight that small businesses would be harmed by ATT. This is true, of course, but it doesn’t invigorate a deep well of compassion from consumers. Does anyone want to acknowledge that their local florist or butcher is personalizing ads to them? Meanwhile, Apple simply had to mention “privacy” whenever objections to ATT were raised and mainstream media outlets rushed to defend it.

Gran análisis que deja abierta las preguntas: ¿entonces privacidad serán todos aquellos datos que se procesen dentro de la plataforma de origen? ¿Una mala práctica de privacidad es cuando el que almacenó los datos en el origen los comparte con un tercero? Esta pareciera ser la definición que Apple está siguiendo dentro de sus propias políticas en la plataforma de anuncios de la App Store. Para una empresa que se define como la protectora de la privacidad, pareciera muy conveniente esta noción. Lo privado, cuando los datos no se comparten con terceros pero sí se venden anuncios con ellos, y lo invasivo, cuando los datos son procesados por terceros.

Coincido con Seufert en que este ha sido el movimiento más sutil que puede dar una estocada mortal a muchos desarrolladores, incluso al mismo Facebook, en una política que atrae beneficios en cuanto a que favorece la imagen de Apple, ofrece nuevos canales de venta de anuncios y pone a Facebook en una posición muy incómoda—al retirarle la capacidad de rastreo y señalarlo como el enemigo de la privacidad. Así que, el llamado de Apple a la privacidad por principio pierde mucha credibilidad, pero apuntala su negocio de servicios y anuncios en pro de la nueva narrativa para convencer a Wall Street.

El cuento de la recuperación económica

Valeria Moy en su primer artículo para El País:

En 2020, la caída en el PIB mexicano fue 8,3%, la segunda mayor en los últimos 120 años, solo después de la de 1932, estimada en cerca de 14%. Es de esperarse, suponiendo que la pandemia lo permita y no haya otro confinamiento masivo, que este año crezcamos alrededor de 5%, según señalan los pronósticos más optimistas. Nada extraordinario, cabe agregar.

La economía estadounidense cayó 3,5% el año pasado y las expectativas de recuperación para este año rebasan el 6%. A eso sí se le puede llamar recuperación, no a los meros rebotes propios de cualquier caída.

Respecto a la inversión, la cual nos muestra un futuro poco alentador:

El dato más reciente que tenemos es el de enero de este año y nos muestra que la inversión se encuentra en niveles similares a los que tenía a mediados de 2006. Hemos perdido 15 años de inversión en dos de Gobierno.

La lista de decisiones que marcadamente desincentivan la inversión se alarga cada semana. Empezó hace más de dos años con la cancelación del aeropuerto, pero en semanas recientes hemos visto la súbita aprobación de la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica y de la nueva Ley de Hidrocarburos.

Que a esta Administración no le gusta la inversión privada ya no debería de ser sorpresa para nadie. La sorpresa sería que a pesar de todas las señales que se mandan a los inversionistas, estos decidieran aún poner sus recursos de forma consistente en México. No soy optimista, pero considero que dentro de la Administración del presidente López Obrador deberían empezar a ver lo que la realidad les muestra para poder corregir el rumbo. Si esto no cambia, seguiremos esperando una recuperación que no se dará.

Al inicio de la pandemia y frente a apabullantes pronósticos económicos de lo que—ahora ya sabemos—se convirtió en la caída más importante desde la Gran Depresión, el discurso se tornó a uno en el que reinaba la esperanza del resurgimiento económico. Preguntas llenaron el espacio respecto a si se iba a conseguir una recuperación en ‘V’, ‘W’, ‘K’, de pipa o Nike. En México, pareciera que el ínfimo avance que se ha mostrado se debe al impresionante paquete de rescate e inversión de EE.UU. Sin embargo, esta influencia no ha sido suficiente y se ven signos de un estancamiento. Es decir, no hemos vuelto a encender el motor económico.

Aunque no se haya demostrado una causalidad, todo indica a que la gran debilidad que muestra la economía mexicana—debido a los bajos niveles de inversión y sin contar los efectos de la pandemia—se remonta a la cancelación del nuevo aeropuerto. Todos los análisis, resultados y conclusiones nos llevan a ese momento. Es algo que marcará lo que resta de este sexenio y posiblemente muchos años más. Aún así, resulta difícil de creer que la inversión se encuentra en niveles similares a los de mediados de 2006. De ese tamaño la afectación.

Con suerte, todavía tendremos tiempo de que el gobierno reconsidere y revire el rumbo. Sin embargo, día con día se toman decisiones en detrimento de una posible recuperación y se envían señales de que nada va a cambiar. Mientras más tiempo pase, más profundo será el daño y más complejo será el proceso de salida para lograr un crecimiento sostenido y digno de nuestro país.

India sumido en la oscuridad mediática

Karan Deep Singh y Paul Mozur para el New York Times

With a devastating second wave of Covid-19 sweeping across India and lifesaving supplemental oxygen in short supply, India’s government on Sunday said it ordered Facebook, Instagram and Twitter to take down dozens of social media posts critical of its handling of the pandemic.

The order was aimed at roughly 100 posts that included critiques from opposition politicians and calls for Narendra Modi, India’s prime minister, to resign. The government said that the posts could incite panic, used images out of context, and could hinder its response to the pandemic.

The takedown orders come as India’s public health crisis spirals into a political one, and set the stage for a widening struggle between American social media platforms and Mr. Modi’s government over who decides what can be said online.

Mr. Modi has been under attack for ignoring the advice of experts about the risks of loosening restrictions, after he held large political rallies with little regard for social distancing. Some of the content now offline in India highlighted that contradiction, using lurid images to contrast Mr. Modi’s rallies with the flames of funeral pyres.

“At this time, in order to win this battle, we have to give priority to experts and scientific advice,” he said.

In India, the companies face a stark choice: follow laws and risk suppressing political debate, or ignore them and face harsh punishments, including prison time for local employees, in a potentially huge growth market.

Simplemente desgarrador lo que está ocurriendo en India por una segunda ola de COVID-19.

Como respuesta, el gobierno de Narendra Modi está haciendo todo lo posible para silenciar a los medios. ¿Por qué suena tan familiar esta historia? En el discurso, se crea una realidad paralela—completamente distinta a lo que verdaderamente está aconteciendo—para volcar la responsabilidad a los opositores y aquellos grupos que están señalando la verdadera causa de la tragedia. Argumentos basados en datos y pruebas científicas se contrarrestan, descalificándolos como estorbos, a pesar de que se le dice a la población que se están siguiendo las recomendaciones de los expertos. Las consecuencias, miles de muertes y probablemente la peor escalada de casos de COVID-19—en todo el mundo—desde que inició la pandemia.

Además del dolor e irrecuperables pérdidas humanas, India estará enfrentando serias consecuencias por el rompimiento del discurso democrático.

Basecamp: la saga

Casey Newton para su boletín Platformer y publicada en The Verge, “What really happened at Basecamp”:

The controversy that embroiled enterprise software maker Basecamp this week began more than a decade ago, with a simple list of customers.

Around 2009, Basecamp customer service representatives began keeping a list of names that they found funny. More than a decade later, current employees were so mortified by the practice that none of them would give me a single example of a name on the list. One invoked the sorts of names Bart Simpson used to use when prank calling Moe the Bartender: Amanda Hugginkiss, Seymour Butz, Mike Rotch.

But both of their posts avoided discussing the actual series of events that had led up to the policies, which were related directly to the workplace. In fact, the events all took place on Basecamp’s own software, which it sells to other companies on the promise of improving cohesion and reducing stress in the workplace.

Employees say the founders’ memos unfairly depicted their workplace as being riven by partisan politics, when in fact the main source of the discussion had always been Basecamp itself.

El problema comenzó a crecer cuando los llamados para una política interna de inclusión no recibieron mucho entusiasmo por parte de los fundadores de Basecamp—según las entrevistas de Newton—.

While Basecamp does not publish diversity statistics, it is still, like most tech companies, majority white and male, employees said. But the idea of worker-led efforts on diversity issues got a frosty reception from the founders last year, employees told me. They were allowed to work on the project, but did not feel as if the founders were particularly invested in the outcome.

Nonetheless, the DE&I council attracted significant support. More than a third of the company — 20 out of roughly 58 employees — volunteered to help. They began examining Basecamp’s hiring processes, which vendors the company works with, how Basecamp employees socialize, and what speakers they might invite to one of the all-remote company’s twice-yearly in-person gatherings.

Esto provocó que iniciara una discusión sobre la lista de nombres, la que involucró a David Heinemeier Hansson.

Hansson wanted to acknowledge the situation as a failure and move on. But when employees who had been involved in the list wanted to continue talking about it, he grew exasperated. “You are the person you are complaining about,” he thought.

Hansson’s response to this employee took aback many of the workers I spoke with. He dug through old chat logs to find a time when the employee in question participated in a discussion about a customer with a funny-sounding name. Hansson posted the message — visible to the entire company — and dismissed the substance of the employee’s complaint.

Less than two weeks later, Fried announced the new company policies.

Desde mi punto de vista, las nuevas políticas pueden imponer una barrera dentro de la misma compañía, eliminando la posibilidad de enfrentar diversas problemáticas como brecha salarial o acoso laboral. Además, los fundadores son sumamente políticos y abiertos en cuanto a diversos temas polémicos, lo cual solo provoca confusión entre los mismos empleados, quienes no pueden comportarse ni discutir de la misma manera que como lo hacen los fundadores. Por ejemplo, lo que ha dicho Jane Yang en su publicación y entrevista con Newton es fundamental.

Jane Yang, a data analyst at the company, told me that restricting internal conversations would negatively affect diversity and inclusion efforts. For example, she said, the company’s profit-sharing plan gave more profits to people who have longer tenure — a group that is majority white and male. Making that discussion off limits internally could ensure that inequality in profit sharing becomes a structural feature of the company.

¿La nueva política funciona para empleados y fundadores?

Hansson told me that the rules are not draconian — no one is going to be bounced out the door for occasionally straying out of bounds. The founders’ goal is to reset the culture and focus on making products, he said, not to purge political partisans from the workforce.

But to employees, the move was received more as a shift to willful ignorance — about the world around them, and about the lived experiences of the employees who occupied it.

Claramente veo una separación entre lo que Jason Fried y David Heinemeier Hansson evocan con su filosofía, activismo político y productos con la manera en la que están manejando el ambiente, la capacidad de discernir y discutir dentro de Basecamp. Con las reglas que han anunciado, uno ya no cree en la filosofía rebelde y disruptiva de sus propios productos—una decepción—.

Signal siendo Signal

Extraordinaria respuesta del fundador de Signal dirigida a Cellebrite—una empresa dedicada a vender software para extraer información de dispositivos y aplicaciones cifradas y muchas veces ha sido señalada por hacer negocios con gobiernos autoritarios como Venezuela, Rusia y China—quien recientemente anunció la supuesta capacidad de romper el cifrado de la app de mensajería.

Their products have often been linked to the persecution of imprisoned journalists and activists around the world, but less has been written about what their software actually does or how it works. Let’s take a closer look. In particular, their software is often associated with bypassing security, so let’s take some time to examine the security of their own software.

One way to think about Cellebrite’s products is that if someone is physically holding your unlocked device in their hands, they could open whatever apps they would like and take screenshots of everything in them to save and go over later. Cellebrite essentially automates that process for someone holding your device in their hands.

Anyone familiar with software security will immediately recognize that the primary task of Cellebrite’s software is to parse “untrusted” data from a wide variety of formats as used by many different apps. That is to say, the data Cellebrite’s software needs to extract and display is ultimately generated and controlled by the apps on the device, not a “trusted” source, so Cellebrite can’t make any assumptions about the “correctness” of the formatted data it is receiving. This is the space in which virtually all security vulnerabilities originate.

Given the number of opportunities present, we found that it’s possible to execute arbitrary code on a Cellebrite machine simply by including a specially formatted but otherwise innocuous file in any app on a device that is subsequently plugged into Cellebrite and scanned. There are virtually no limits on the code that can be executed.

We are of course willing to responsibly disclose the specific vulnerabilities we know about to Cellebrite if they do the same for all the vulnerabilities they use in their physical extraction and other services to their respective vendors, now and in the future.

La publicación describe lo que encontraron con más detalle, incluyendo el hecho de que han copiado las DLLs de Apple en su software—seguramente sin permiso.

El artículo me recordó una pregunta que me he hecho en mucho tiempo. ¿Por qué no hemos reemplazado WhatsApp con Signal? Es la aplicación de mensajería más segura y privada de su clase, no tiene cambios repentinos en los términos y condiciones de servicio y no está desarrollada por ya saben quién.

El futuro de las ciudades: los autos no serán bienvenidos

Jack Ewing para el New York Times:

Battery-powered vehicles don’t pollute the air, but they take up just as much space as gasoline models. Mr. Würzner complains that Heidelberg still suffers rush-hour traffic jams, even though only about 20 percent of residents get around by car. The rest walk, bicycle or take the electric buses that ply the narrow, cobbled streets of the city’s old quarter.

“Commuters are the main problem we haven’t solved yet,” Mr. Würzner said. Traffic was heavy on a recent weekday, pandemic notwithstanding. Electric cars are also expensive. At current prices, they are out of the reach of lower-income residents. Political leaders need to offer affordable alternatives like public transportation or bicycle routes, Ms. Wappelhorst of the Council on Clean Transportation said.

“It’s not only about cars in the end,” she said. “You need the whole package.”

Muchas personas consideran que las propuestas de urbanistas y activistas en pro del transporte público, las bicicletas y los peatones llegan al extremo de prohibir el automóvil. No podrían estar más equivocadas. Lo que se está buscando y se requiere con urgencia es priorizar adecuadamente el espacio en beneficio de todos. Naturalmente, muchas personas dejarán de usar su vehículo al reducir su dependencia en él.

No todas las ciudades están en las mismas condiciones financieras, de espacio o sociales como para realizar los cambios que se han impulsado en lugares como Heidelberg, pero comenzar a hacerse nuevos planteamientos y preguntas es un buen primer paso. Se requieren muchos cambios para enfrentar el futuro urbano, especialmente con las consecuencias de la pandemia y el cambio climático. Todas las urbes serán impactadas, la pregunta es en cuánto tiempo y qué tan bien lograremos adaptarlas.

Vacunación a médicos privados

La escena parece propia de una película apocalíptica: filas de decenas de médicos desesperados—con la esperanza de recibir la inoculación contra el COVID-19—esperando frente a las instalaciones militares de una gran ciudad. Por instrucciones de las autoridades son separados, como si el lugar donde trabajan y dan la vida por otros fuera un pasaporte para recibir protección frente al virus que ha quebrantado a la humanidad. Unos son rechazados, mientras los otros son privilegiados con la vacuna.

Esto se vivió en la CDMX hace unos días. El gobierno le ha dado la espalda a miles de médicos privados, que—al igual que todos los demás—han dado la cara para enfrentar el coronavirus. Peor aún, los más afectados son doctores que trabajan en consultorios de farmacia. Estos, forman parte de la red de atención en salud de México, ya que muchos mexicanos acuden como primera instancia a consultas ahí—dejando la ineficiencia y lentitud de los servicios de salud públicos para malestares de mayor complejidad.

En vez de arreglar y corregir las carencias del sistema de salud, el gobierno mexicano optó por comenzar una pugna ideológica, dividir y polarizar al personal de salud—los privados y los de hospitales públicos. Los que están con nosotros y los que están en contra de nosotros. Los privilegiados y condenados. Sin vacunas todos aquellos que reclamaron la eliminación del Seguro Popular y la creación del INSABI, a pesar de que carezca de reglas de operación, infraestructura y recursos. Los que son del pueblo sí, los que no, pues que esperen.

El discurso, como ha ocurrido desde el inicio del sexenio, está creando una realidad alterna que millones de mexicanos toman como cierta. Los argumentos que los seguidores del presidente hacen para justificar la falta de vacunas, se originan desde el púlpito presidencial. No hay razón lógica para justificar que médicos privados enfrentan el mismo nivel de riesgo que meseros, conductores de transporte público o maestros. Incluso, si aquello fuera cierto, sería primordial proteger primero a médicos para curar a los enfermos y mantener operante el sistema de salud.

Esta forma de diseñar las políticas públicas, en particular la de decidir quiénes reciben la vacuna de manera prioritaria y qué grupos no, tiene consecuencias que van más allá de preferencias políticas, electorales o ideológicas. El que no se vacunen de inmediato a miles de personas, médicos, enfermeros o personal auxiliar involucradas en el sistema de salud—de cualquier índole—costará vidas del personal que, desde que comenzó la pandemia ha carecido de protecciones adecuadas, y de los pacientes que no recibirán la atención oportuna, producto de la fatiga de los únicos que tienen la capacidad de atenderlos.

La interminable batalla del Internet Archive para evitar la balcanización y preservar el internet

Anna Kramer para Protocol:

The glories of the Wayback Machine, the petabytes of data capturing every day of human existence online in warehouses scattered across the world, the smooth system of crawlers marching from my Twitter to the homepage for the Russian government to Clubhouse in China — in the grand scheme of history, all of this could be an ephemeral golden age.

The so-called balkanization of the internet isn’t just a theoretical problem for the Internet Archive. If internet firewalls stay up in China, Iran and Russia, new content continues to move mostly behind paywalls and passwords, and U.S. political leaders decide it’s finally time for Section 230 to go, the crawlers whose simple formulas have preserved the last few decades for future historians might not do the same for more than the next few decades.

Social media companies want us to focus on tomorrow, not on the posts we made a year ago. Publishers do, too. HarperCollins is suing the archive to try to prevent it from sharing out-of-print books in its digital library, arguing that publicly sharing out-of-print books is a massive violation of copyright laws. While at first it might seem odd that publishers would care about books that aren’t in print anymore, for companies whose business depends on people buying new things, archiving so that people can focus on the past is not in their financial interest.

If the balkanization of the internet can be prevented, the Internet Archive could transform the way we learn about larger historical moments, Kahle said. History books and historians are limited to a few textual works, mostly by the powerful people of the time. With the Internet Archive, the everyday history will become suddenly accessible to those studying our time. Imagine if each of us could look back on our great-grandparents and know what they said or thought at age 15, and then 25, and 50. The Archive would allow that.

“Some believe that people will only do things if you pay them, others that people are just sheep,” Kahle said. “None of that is true. They may not be interested in the same things, but when we look at what people produce on the internet, if it’s about the things they care about … They’ll prove you wrong in a nanosecond.”

Vivimos en un momento en que la información que tenemos a nuestro alcance es incesante. ¿Cuánta información nueva se crea cada segundo que pasa? En un instante podemos enterarnos de lo que está sucediendo, pero no tenemos tiempo de reflexionar sobre lo que acaba de suceder el segundo anterior. Todo se vuelve efímero. En parte, el trabajo que realiza Internet Archive es fundamental para la preservación de nuestra cultura y lograr entender nuestro presente. Sin embargo, esto no es lucrativo. Las plataformas nos han acostumbrado a estar siempre buscando lo más nuevo y actual. ¿Cuándo fue la última vez que alguno de nosotros pasó tiempo revisando las publicaciones o imágenes que subió a internet? Es algo que no apreciamos.

Este es sin duda uno de mis proyectos favoritos y desafortunadamente, pareciera que los principios que lo rigen cada vez se vuelven más difusos. Sería lamentable ver que la recolección del espacio de intercambio de conocimiento más grande e importante de la historia se vea mermado por intereses políticos y comerciales.

Ataque masivo a servidores de Microsoft Exchange

Brian Krebs escribiendo en su blog Krebs on Security:

At least 30,000 organizations across the United States — including a significant number of small businesses, towns, cities and local governments — have over the past few days been hacked by an unusually aggressive Chinese cyber espionage unit that’s focused on stealing email from victim organizations, multiple sources tell KrebsOnSecurity. The espionage group is exploiting four newly-discovered flaws in Microsoft Exchange Server email software, and has seeded hundreds of thousands of victim organizations worldwide with tools that give the attackers total, remote control over affected systems.

On March 2, Microsoft released emergency security updates to plug four security holes in Exchange Server versions 2013 through 2019 that hackers were actively using to siphon email communications from Internet-facing systems running Exchange.

Microsoft said the Exchange flaws are being targeted by a previously unidentified Chinese hacking crew it dubbed “Hafnium,” and said the group had been conducting targeted attacks on email systems used by a range of industry sectors, including infectious disease researchers, law firms, higher education institutions, defense contractors, policy think tanks, and NGOs.

Impresionante la magnitud de este ataque. No debe ser menor que el historial del principal medio de comunicación de 30,000 empresas estadounidenses esté, al menos, en manos de un grupo proveniente de China. Además de lograr que se cuestione más a Microsoft en torno a la seguridad que ofrecen—gracias a que el ataque de SolarWinds y este afectaron solo infraestructura corriendo con tecnología de Microsoft—esto seguramente es algo que ya se tornó político.

8M2021

“El hartazgo de las mujeres mexicanas lleva la protesta del 8-M hasta un blindado Palacio Nacional” de Georgina Zerega, Micaela Varela y Darinka Rodríguez para El País:

Las demandas de justicia para las víctimas de feminicidio y el respeto a los derechos de las mujeres se han vuelto a escuchar fuerte en el Zócalo de Ciudad de México. A pesar de la pandemia, miles de mujeres han marchado hacia la plaza principal del país para exigir un alto a la violencia de género. Las manifestaciones por el Día Internacional de la Mujer en México han tenido en esta ocasión un destinatario principal para su mensaje: el presidente Andrés Manuel López Obrador. Los grupos de mujeres han interpelado al mandatario que ha tratado con desdén las exigencias de la mitad de la población del país. “Ya chole [ya basta] con la impunidad. Nos vemos en las urnas”, han escrito las manifestantes como una advertencia para el presidente, en letras blancas en la mayor plaza de América Latina.

Lejos del punto de inicio de la manifestación, un grupo de 30 manifestantes encapuchadas con pasamontañas fueron rodeadas por los escudos de varios centenares de policías. Las manifestantes que intentaban llegar al punto de encuentro para la marcha, pidieron que las dejaran salir a gritos y con megáfonos. Los policías, ataviados con cascos y extintores, las rodearon formando un muro con los escudos mientras llegaban más refuerzos a la zona. Otras mujeres han lanzado botellas de plástico y han exigido que no haya violencia contra las manifestantes.

Ante la respuesta con gas pimienta que lanzaba la policía, las mujeres se cubrieron hasta que se dispersó la nube ácida. Lanzaron botellas de plástico a los agentes y estos respondieron devolviendo los botellazos. Algunas manifestantes consiguieron despojar a las agentes de sus escudos plásticos para resguardarse del gas. Un total de 81 personas resultaron heridas en las protestas de este lunes, 62 policías y 19 civiles, según informaron las autoridades de la capital.

Desde la instalación de las vallas el viernes pasado, el ambiente se tornó provocativo. El gobierno lanzó un claro mensaje de que no se iba—ni siquiera—a escuchar las demandas legítimas de las mujeres exigiendo un alto a la violencia de género. Viendo los videos de cómo fue aconteciendo la jornada de legítima protesta, el operativo estuvo mal diseñado. Como se observó en varios puntos del paso de los grupos de mujeres, pareciera que la idea era la de encapsularlas, en contra de protocolos de actuación policiaca, y provocar enfrentamientos, no la de disuadir la violencia. Un ejemplo de ello fue el cerco de dos mujeres por decenas de policías.

Contrario a lo que las autoridades han dicho, la presencia misma del muro provocó que los contingentes buscaran pasar y retirar las estructuras metálicas, concentrando a todos los contingentes en un solo punto. Es decir, abriendo un boquete para que todas las mujeres fueran directamente en contra de los elementos de la SSC de manera concentrada. En cambio, si no existiera dicha valla, se necesitarían más elementos pero esto implicaría un mayor espacio para contener el avance hacia Palacio Nacional. Tampoco olvidemos el uso de cohetones y gas lacrimógeno. Incluso, hubo un momento en que la policía se colocó frente al muro, poniendo en riesgo a las policías y manifestantes. Una vez más, aumentando los enfrentamientos. En fin, fue más que claro que el objetivo no era proteger la integridad de la fachada de Palacio Nacional, sino la de generar confrontación.

Minutos más tarde, las manifestantes se percataron de la presencia de varios elementos de seguridad en el techo de Palacio Nacional. Mientras a ras de suelo las manifestantes resistían el embate de los gases lacrimógenos de la policía, las mujeres especularon si se trataba de francotiradores. Lo que sostenían estos elementos son rifles inhibidores de frecuencia para evitar el vuelo de drones, según indicó el vocero de la presidencia, Jesús Ramírez Cuevas.

¿Usando rifles antidrones que a la distancia parecen rifles de francotiradores? ¡Y todavía esperan que las mujeres los distingan! Otra provocación y clara amenaza. No puede ser que a esto le llamen “garantizar el libre ejercicio de manifestarse”.

No hay respuesta lógica ante la negativa de la responsabilidad que tiene el presidente para frenar la violencia que las mujeres sufren día con día en el país.

Las manifestaciones ocurren además en el inicio de la campaña electoral más grande de la historia de México. La candidatura al Gobierno de Guerrero de Félix Salgado Macedonio, un hombre cercano a López Obrador denunciado por violación y acusado de abuso sexual, ha sido protagonista de los reclamos de este lunes. El apoyo sin matices por parte del presidente, que ha dicho que se tratan de acusaciones típicas de los procesos electorales, ha despertado la furia del movimiento feminista que le reclama que cese el apoyo. La intervención del muro de Palacio Nacional se extendió la noche del domingo con una proyección en las paredes en la que se leía: “Un violador no será gobernador”, “México feminicida” y “Aborto legal ya”.

El movimiento feminista es el movimiento social más grande y organizado en México. Es comparable al movimiento estudiantil de 1968 y el Zapatista de 1994. Si López Obrador y su gobierno no quieren entender esto, ni escuchar el llamado a un más que legítimo alto a la violencia de género, de nada sirven las incesantes promesas que todos los días lanzan a los mexicanos. Solo terminarán siendo palabras vacías.

Atados de manos

El día de ayer iniciaron—en algunos estados—formalmente las campañas políticas para las elecciones del 6 de junio de 2021. Muchos analistas y personas que han revisado el tema coinciden en que durante estas están en juego muchos factores que impactarán en el futuro de nuestro país. Si bien es cierto lo anterior, en que se estará definiendo si Morena mantiene su mayoría en el Congreso, pareciera que no habrá cambios sustanciales en cuanto al comportamiento de los partidos políticos y el desarrollo de nuevas ideas democráticas e ideológicas. Morena mantiene la misma línea y promesas de campaña del 2018—algo que llevan haciendo durante sus más de dos años de gobierno mediante la figura del presidente López Obrador,mientras que el PAN, PRD y PRI, los partidos de oposición, siguen sin reaccionar ante la fulminante derrota que sufrieron.

Por un lado, Morena y sus candidatos siguen alineándose en torno a la figura más importante del partido, López Obrador. Ante la debilidad institucional y fragmentación ideológica que sufre esta aparente institución política, sin que el presidente abandere a sus candidatos y proyectos de “transformación”, no hay manera de que consigan el número de victorias electorales que han presupuestado. Los candidatos por sí solos son vulnerables, ya que no tienen propuestas innovadoras o distintas a lo que presenciamos diariamente en Palacio Nacional o lo que ofrecen los demás partidos. Morena y sus candidatos no salen de la fórmula del discurso: añorar el pasado, ir en contra de un enemigo común (neoliberalismo y corrupción), desmantelar las instituciones del país, ofrecer ayudas directas a los más necesitados—su base electoral—y alinearse a lo que su líder diga en las conferencias matutinas.

¿Qué vamos a lograr con esto? Nuevamente gobiernos y legisladores que intentan escuchar las necesidades de los mexicanos sin necesariamente resolver las causas de dichos problemas. Mayor opacidad, corrupción, carencias y letargo institucional. Los estados seguirán sin resolver sus problemas de inseguridad y pobreza porque no hay ideas o proyectos que se vayan a encaminar. En el ámbito legislativo, Morena mantendrá la mayoría para seguir con la aplanadora legislativa que ha apoyado las ideas del Ejecutivo sin chistar o modificar una coma de los proyectos de ley. Las vagas soluciones que propone López Obrador—las cuales creo que considera que genuinamente ayudarán a resolver los problemas que prometió resolver—seguirán convirtiéndose en proyectos sin rumbo que solo nos cuestan confianza institucional—particularmente en nuestra imagen hacia el extranjero—, recursos limitados y tiempo.

Lo anterior, se traduce en un Ejecutivo que hace malabares para mantener la hegemonía política e ideológica—centrada en un discurso muy efectivo para sonar convincente—con el costo de deber favores a largo plazo y ceder en algunos intereses particulares que no necesariamente van con el proyecto de la 4T. Tal es el asunto con algunos casos lamentables, por ejemplo, Bartlett y Salgado Macedonio. Adicionalmente, las decisiones de proyectos o programas cuestionables, ineficientes, opacos y rudimentarios ante las necesidades complejas que enfrentamos terminan por generar una fórmula bizarra que terminará afectando la permanencia de Morena como partido sólido que aporte ideas a la esfera política mexicana. Es decir, es muy probable que cuando López Obrador deje de estar en el púlpito de la política nacional la llamada izquierda mexicana sufra una nueva fragmentación.

Aunado a la situación que se vive con el partido en el poder, la oposición—si es que existe algo como tal—está hallando respuestas difíciles de comprender y que, sin lugar a dudas, los alejarán aún más de la posición que tenían en la democracia mexicana antes de las elecciones del 2018. ¿Candidatos con nula experiencia política pero que son reconocidos por su trayectoria en el deporte, arte o cultura pop? ¿En serio es todo lo que tienen para ofrecer? Estoy convencido que los mexicanos seríamos receptivos a escuchar discursos coherentes que propongan proyectos que combatan la inseguridad, eliminen las carencias en salud, establezcan un verdadero sistema anticorrupción, generen el desarrollo necesario para mejorar los salarios y dignificar el trabajo de los mexicanos, incorporen al sistema a todos los trabajadores informales para garantizarles todos sus derechos, establezcan las bases de una educación incluyente, suficiente y adecuada para el futuro y transformen al país para incorporar el uso de energías y crecimiento de industrias limpias con ayuda del desarrollo de la ciencia mexicana. Hecho lo anterior, nos deben una ejecución de dichos proyectos limpia, transparente y correcta.

En cambio, siguen actuando de la misma forma que aquello que le reclaman al partido en el poder. No han logrado separar de la estructura del partido a todos aquellos que tanto daño le han infligido a sus respectivas organizaciones políticas, porque no han asumido que todo lo que les reclama la 4T es algo que tiene un fundamento en su manera de actuar en los gobiernos de transición entre el 2000 y 2018. Tampoco han entendido que el reclamo de las personas es genuino y que hay un hartazgo generalizado de las condiciones en las que se encuentra México. Se han enfrascado en que López Obrador y Morena nos han engañado. Están equivocados, México pide a gritos una transformación y mirar hacia delante, pero siguen atorados en denostar y señalar que ahora estamos peor que antes, que antes se robaba pero se hacían algunas cosas, que la economía andaba medianamente bien, que se hacía algo por la inseguridad—a pesar de todos los muertos—y que lentamente se caminaba hacia la institucionalización del país, al menos en el discurso.

Para los partidos de oposición, creo que el camino es más que claro si es que buscan formar un verdadero frente para vencer a Morena en las elecciones presidenciales del 2024. Primero, deberán asumir sus errores en un proceso de reconciliación con la ciudadanía. A partir de esto, deberán limpiar su plantilla de candidatos y miembros de partido. Los ciudadanos requerimos ver acciones claras para recuperar esa confianza perdida. Si toman acción, fácilmente le ganarán a López Obrador en la percepción de que están haciendo más que hablar de corrupción y que realmente la están combatiendo, en consecuencia, obteniendo resultados. Finalmente, tienen que llegar con ideas claras que los lleven a obtener resultados tangibles, contraponiéndolos a los del gobierno actual. El que Ricardo Anaya, por ejemplo, se vaya de gira para conocer todos los municipios del país—siguiendo la misma estrategia del presidente—es un error. Simplemente no hay manera de que juegue en el mismo terreno, ya que no tiene el mismo carisma ni facilidad de acercarse a las personas. Un ejemplo de esto es la campaña de Biden contra Trump en EE. UU. El, en ese entonces, candidato demócrata se enfocó en promulgar un plan sensato y muy necesario para combatir los estragos del COVID-19 en EE. UU. Incluso, su sensibilidad para entender la pena que embarga a la nación estadounidense le confirió muchos votos. En México, un candidato podría partir de ahí: entender y solidarizarse con la pena que estamos viviendo con la pandemia y la inseguridad.

Dadas las circunstancias, pareciera que, como sociedad, no nos quedará alternativa distinta a la de formar frentes comunes, con reclamos más que genuinos, para darle un giro completo al rumbo que lleva nuestro país. Actualmente, me parece que la única muestra de esto es el feminismo mexicano. Es admirable la fortaleza, solidaridad y tolerancia que han mostrado los distintos grupos feministas para hacer un llamado a toda la sociedad de “ya basta”. Sin duda, han provocado un cisma temporal que nos ha llevado a entender, al menos intentarlo al tener tan presente el tema, que la situación de violencia y desigualdad que viven las mujeres es algo cotidiano, constante y completamente inaceptable. ¿Cuánto tiempos nos llevará como sociedad sumarnos al movimiento feminista? ¿Cuánto tiempo nos tomará decir “basta” para formar dichos frentes que tanto le urgen al país en áreas como inseguridad, salud o educación?

No es que López Obrador le tenga miedo al feminismo o a la oposición “neoliberal”, simplemente es que no entiende ni escucha lo que dichos grupos tienen que decir sobre los errores que se están cometiendo. Considera que toda crítica o reclamo—aquella actividad que lo llevó al poder—no tiene lugar porque es una simple afronta contra su persona. No acepta que los presidentes pueden cometer errores, pero que pueden y deben corregir el rumbo antes de que sea demasiado tarde. Ni siquiera vislumbra que las soluciones a los problemas requieren de tiempo y escuchar a los demás porque sus causas son multifactoriales. Para él y Morena, el universo es blanco o negro, no hay tonalidades de grises. En el otro lado de la moneda, los opositores, creen que no ser López Obrador o ir en contra de Morena es suficiente para convencer a los mexicanos. No se han dado cuenta que esto no aporta nada ni los regresará al poder. Oposición y Morena llevan más de dos años sin escucharnos, es momento de levantar el tono de nuestra voz, de la misma forma que lo han hecho las feministas.

La 4T en los ojos de The Economist

Enfocándose primero en el impacto durísimo que ha tenido el COVID-19 en la vida de los mexicanos, la economía y el combate a la pobreza, las palabras del artículo ‘Mexico’s president has yet to make people’s lives better’ de The Economist no son nada alentadoras—a pesar del ‘momento estelar’ que vive México, según López Obrador:

“We are living a stellar moment,” declared Mexico’s president, Andrés Manuel López Obrador, this month, a little over two years after he took office. It is hard to find evidence of that. Even by the standards of a covid-ravaged world, the country is doing poorly. Mexico has the fourth-highest number of excess deaths as a share of population since the pandemic’s onset. Its economy was in recession before the pandemic arrived (see chart). The poverty rate probably rose more than in Latin America’s other big economies. Almost half of Mexico’s 126m people could not afford to eat properly at the end of 2020, according to official figures. Whereas murder rates have dropped sharply in some violent Latin American countries during the pandemic, in Mexico the decline has been tiny.

In practice, the fourth transformation seems to have three main elements: the undoing of recent reforms; new initiatives that fail to solve the problems they purport to; and concentration of power in the president’s hands.

[…] Mexico’s Congress is debating a bill under which electricity generated by state-owned CFE would get priority access to the grid, in preference to cheaper alternatives. This would not only raise prices for consumers but could breach the us-Mexico-Canada Agreement (USMCA), North America’s free-trade pact. It would put at risk some 150 renewable-energy projects that are expected to bring more than $40bn-worth of investment, and make it impossible for Mexico to reach its commitments to reduce greenhouse-gas emissions. amlo cancelled the construction of a $13bn airport for Mexico City that was already half-built. These policies have undermined the confidence of investors.

The voters who gave AMLO his landslide election win in 2018 wanted, perhaps more than anything else, a big reduction in the country’s high number of murders. They are still waiting. AMLO proclaimed last year’s 0.4% dip a “significant success”, but it comes after a rise the year before. Murders of women, which led to mass protests last year, stayed at record levels in 2020.

AMLO damages the social fabric by constantly “characterising the elite as wicked and the poor as saintly and victimised”, says Soledad Loaeza, a historian. The elite call him a Mexican version of Hugo Chávez, Venezuela’s late socialist strongman. That is an exaggeration. But the mix of policy failure and power-grabbing is worrying. Next June’s congressional and regional elections may be Mexicans’ last chance to tame their rampant president.

Una cosa es la realidad de lo que está sucediendo en el país, a raíz de las decisiones del gobierno de López Obrador, y otra es la percepción de los mexicanos. La esperanza que surgió desde su candidatura—pasando por las elecciones—hasta su investidura como presidente, sigue viva entre los millones de seguidores que se hartaron del régimen. Esto explica perfectamente por qué su índice de aprobación se mantiene por encima del 60%, a pesar de que muchos otros indicadores de desempeño van a la baja—en especial, los de economía, inseguridad y salud.

En particular, es importante destacar los tres aspectos que—para The Economist—han definido la gestión de López Obrador: 1. Eliminar las reformas recientes. 2. Proponer iniciativas que no resolverán los problemas a las que están enfocadas. 3. Concentrar todo el poder en López Obrador.

Otros elementos fundamentales que mencionan son la cancelación del aeropuerto NAICM y la reforma eléctrica que está en la Cámara de Diputados. Si el tema del aeropuerto abrió un boquete enorme en la inversión, la reforma eléctrica será la estocada final. No sorprende que los cambios a la reforma eléctrica, que están a un paso de ser aprobados, sean mencionados. Sin embargo, es impresionante el impacto que tuvo la cancelación del aeropuerto de Texcoco muy al inicio del sexenio, ya que esto sigue siendo tema en medios nacionales e internacionales. La desconfianza que provocó en el país será difícil de revocar, más con las decisiones recientes.

Además de la errónea respuesta técnica para enfrentar la pandemia, sigue sin entenderse por qué no ha habido un urgente paquete de estímulos. Se sigue favoreciendo la disciplina fiscal y continúan los apoyos incondicionales para los proyectos insignia de la administración. Es decir, no ha habido una respuesta acorde a lo que la economía mexicana está pidiendo a gritos. Los empresarios, desempleados y personas en situación de pobreza requieren urgentemente recibir apoyos de distintos programas destinados específicamente a paliar la situación provocada por la pandemia. La verdadera pregunta es: ¿por qué no ha habido una respuesta social más firme respecto a esta situación?

Para mí, la respuesta a la pregunta anterior está en que en el discurso se ha generado una realidad alternativa del acontecer nacional. López Obrador es el presidente más ‘cercano’ al pueblo. Su discurso, manera de actuar y políticas dan la impresión de que su administración está dando todo por los que se encuentran en situaciones de pobreza. Ha construido su imagen de tal manera que todo el poder se centra en su persona, pero a la vez se distancia de los resultados obtenidos con sus políticas, i.e. el desempeño gubernamental y López Obrador están en planos completamente distintos. Sin embargo, esta realidad alterna en algún momento puede colapsar y se llegue a que la exigencia social por resultados conlleve—gracias a la no tan sólida base que conforma a Morena—un vacío de poder y de ideología que dirija a la democracia mexicana hacia un futuro incierto. No por nada, López Obrador sabe que en las elecciones de este año se está jugando la subsistencia de su movimiento.

Es triste que todo el acontecer nacional esté dictado por el sustento de una mera ideología que no se traduce en arreglar los problemas del país. Mientras la esfera pública tolere la realidad construida por la administración de AMLO, la economía en retroceso, la violencia incesante—en especial la perpetrada contra las mujeres—la polarización o las muertes por COVID-19 son sucesos insignificantes. Lo más importante es que la ideología y la esperanza sigan en pie. Eso es lo que da los votos y otorga el poder—sobre todo cuando la oposición no propone ideas nuevas y se adentra en el juego de la 4T. Puede ser que la las elecciones de junio sean la última oportunidad para revertir esta situación que está envenenando el tejido social. Primero tendremos que resolver eso, antes de pasar a atajar las verdaderas causas de lo que estamos viviendo.

El verdadero poder de López Obrador

Como lo era Twitter para Trump, las conferencias matutinas del presidente Andrés Manuel López Obrador son la herramienta que ha construido para establecer un control mediático que se origina directamente en su persona y que le permite dictar la agenda de cualquier medio o red social nacional. Todo comienza a las 7:00 horas, cuando se establece la agenda o los temas del día. Ni siquiera los noticieros de TV o radio, los cuales normalmente comunicaban las noticias del día anterior e informaban sobre lo que se esperaba más tarde durante el día, han sido inmunes ante lo que ha representado este cambio mediático en México. Ahora, todo lo que normalmente se reporta depende de lo acontecido en las últimas horas y lo que se habló durante la conferencia del presidente.

¿Cómo es que tal control hegemónico ha surgido sin obstáculos? Para responder a la pregunta, encuentro dos respuestas. La primera, tiene que ver con que a los mexicanos nos gusta estar informados del curso que tiene el país. No importa si la información que se nos brinda es veraz, oportuna o transparente. Dada la polarización que vivimos, si todo viene directamente del presidente—quien ha prometido acabar con la corrupción y los males del gobierno—mejor. Continuando con el símil del manejo mediático de Donald Trump durante su presidencia, López Obrador ha sido capaz de establecer un entorno en el que los medios tradicionales—que generalmente buscan hablar con la verdad al ejercer periodismo—sean fácilmente desacreditados. Es decir, López Obrador tiene ya una fórmula—que le ha funcionado bien desde antes de llegar a ser presidente—en el que no importa si lo que dice es del todo cierto o digno de un primer mandatario de Estado. Por lo tanto, si alguna de sus declaraciones es falsa y cualquier medio—principalmente de aquellos considerados como *neoliberales*— refuta dicha afirmación, el presidente simplemente genera polémica y logra que el tema a discutir ahora sean la naturaleza de sus declaraciones y el trabajo periodístico en cuestión. Lo cual, simplemente genera una cortina de humo—amplificada por redes sociales como Twitter—que nos obliga a dejar atrás el verdadero asunto de importancia para el país.

La segunda respuesta—la cual encuentro que no es del todo particular del gobierno mexicano, sino que también está directamente determinada por las circunstancias actuales de las redes y plataformas de información—refiere al alcance que un particular puede tener para proyectar ideas hacia el espacio público. Más aún, si se trata de un mandatario o gobierno que tiene una multitud de recursos a su disposición para aprovechar al máximo estas herramientas. Así, generando un impacto mediático que antes era controlado únicamente por los periódicos o televisoras. Es claro que López Obrador no es un tuitero extraordinario—tal y como lo era Trump, en el sentido del impacto que generaba cada mensaje, al gobernar EE. UU. mediante 280 caracteres cada mañana desde Mar a Lago. Los mexicanos, a diferencia de los estadounidenses, no estamos a la espera del siguiente tuit presidencial. Simplemente, esperamos pacientemente a que amanezca para poder disfrutar de más de 90 minutos de discurso, cara a cara con el ejecutivo.

¿Qué diferencia tiene esto con las giras “tradicionales” de mandatarios anteriores? Para mí, muchas personas erróneamente se han enfocado en la frecuencia de las conferencias matutinas como respuesta a esta incógnita. Sí, es cierto que la constancia ha provocado modificaciones en la rutina informativa nacional. Sin embargo, el impacto sería mucho menor si la transmisión no se hiciera por Twitter, YouTube y Facebook Live, ya que los canales de noticias o medios podrían agregar un filtro de interpretación, discusión y contraste periodístico. Ahora, este ejercicio de comunicación es directamente vertido sobre todos los mexicanos que desean informarse. Sin este filtro, el presidente tiene total libertad para expresarse como prefiera de quién sea—institución, empresa o persona—y tener garantizado que los mexicanos escucharemos.

En consecuencia, los medios han respondido creando cápsulas o espacios informativos para dar el resumen de la conferencia. Estos podrían estar abiertos a distintas interpretaciones, lo cual, gracias a la capacidad de transmisión y facilidad con la que cualquiera puede sintonizar al presidente durante las mañanas no es una opción viable. Al leer o ver un reportaje—el cual nos genere la menor sospecha de tener cierta tendencia interpretativa sobre lo que dijo el presidente—es fácilmente verificable al consultar la fuente directamente.

Otro elemento que parece fundamental para explicar este fenómeno, es el de los memes. Si vamos más allá de pensar en un meme como la imagen de López Obrador con alguna leyenda cómica—ya sea en favor del presidente o en burla—todo lo que sucede en las mañaneras es material perfecto para convertirse en un pequeño video, foto o audio que será compartido en redes sociales. En otras palabras, por cada conferencia de López Obrador existe un sinfín de extractos de información cultural transmisibles universalmente entre los mexicanos. Ya sea al grupo familiar, de trabajo o de amigos, estas cápsulas informativas terminan por encontrarnos día tras día—sin importar nuestra afinidad política. Es ahí, donde entra el trabajo del equipo dirigido por Jesús Ramírez Cuevas—Coordinador General de Comunicación Social y Vocero del Gobierno de la República—quien ha construido un espacio inigualable para que las personas y medios no tengamos más remedio que compartir o consumir la imagen del presidente López Obrador.

De cara a las elecciones del 2021, López Obrador no hará más que fortalecer su presencia en todos los medios a su alcance. La actividad en redes sociales se politizará y el espacio público del discurso se volverá aún más tóxico. Es la estrategia y lo que tanto les ha funcionado, ya que están explotando continuamente la naturaleza de las plataformas que les han permitido acceder directamente a los hogares mexicanos. Ya ha quitado del camino a los medios tradicionales y expertos, los cuales solo son escuchados por los llamados partidarios de la oposición. Es decir, la comunicación oficial no tiene ningún filtro. En consecuencia, ha logrado que el gobierno se vuelva el único suministro de información y ha hecho sentir a su base política que ahora se les está informando y escuchando como nunca. Por más mentiras que diga el presidente, esa realidad alterna que ha construido—utilizando a su favor redes como Twitter y Facebook grabando sobre el escenario del Foro 1 en Palacio Nacional—los mexicanos ya la concebimos como única.

Necedad colectiva

El pensamiento en el que todos los seguidores de la 4T justifican el hecho de que una persona mayor de 60 años pase horas formada para recibir la primera dosis de vacunación como algo normal, es simplemente irreconciliable. Para mí, esto es entendible como un pensamiento colectivo jerárquico, en el que aquellos que están arriba en dicha estructura hacen padecer a los de abajo lo mismo que ellos en su momento. Esto es observable en equipos deportivos, como futbol o futbol americano. Las bromas o ‘novatadas’ son un constante maltrato del veterano al que viene. Generalmente, la justificación de estos actos recae en un “yo lo padecí, por lo tanto es justo que los nuevos también sufran lo mismo.”

El que muchísimos mexicanos hayan tenido que esperar horas para recibir atención médica en el IMSS o ISSSTE, tenido que agendar cirugías meses atrás cuando la intervención era completamente urgente o ni siquiera recibido la atención que merecían, no significa que esto sea deseable—ni mucho menos aceptable dentro para un sistema de atención gubernamental. Es decir, esto es algo que claramente tiene que cambiar y debemos señalar toda deficiencia que nos encontremos. No es algo por el que debamos estar orgullosos. En realidad, es inaceptable que haya una justificación ideológica de lo que está sucediendo con el Programa Nacional de Vacunación. Estamos hablando de la salud de los mexicanos, nada de esto debería tornarse una cuestión política o ideológica.

Esperemos que ya no veamos más escenas de aglomeración, esperas interminables y escasez de vacunas—tendremos que estar más atentos que nunca con la aplicación de la segunda dosis. ¿Para qué sirvió el registro en línea?, entonces. ¿No sería prioridad comenzar a vacunar a los grupos vulnerables de aquellas demarcaciones con mayor incidencia de casos? Hay muchas preguntas y polarización en algo que se ha tornado completamente político. Si realmente buscamos domar la pandemia, debemos dejar atrás discusiones ideológicas completamente innecesarias, continuamente mejorar la eficiencia del programa de vacunación y aumentar la cantidad de aplicaciones diarias.