Techno Vigilante

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La 4T en los ojos de The Economist

Enfocándose primero en el impacto durísimo que ha tenido el COVID-19 en la vida de los mexicanos, la economía y el combate a la pobreza, las palabras del artículo ‘Mexico’s president has yet to make people’s lives better’ de The Economist no son nada alentadoras—a pesar del ‘momento estelar’ que vive México, según López Obrador:

“We are living a stellar moment,” declared Mexico’s president, Andrés Manuel López Obrador, this month, a little over two years after he took office. It is hard to find evidence of that. Even by the standards of a covid-ravaged world, the country is doing poorly. Mexico has the fourth-highest number of excess deaths as a share of population since the pandemic’s onset. Its economy was in recession before the pandemic arrived (see chart). The poverty rate probably rose more than in Latin America’s other big economies. Almost half of Mexico’s 126m people could not afford to eat properly at the end of 2020, according to official figures. Whereas murder rates have dropped sharply in some violent Latin American countries during the pandemic, in Mexico the decline has been tiny.

In practice, the fourth transformation seems to have three main elements: the undoing of recent reforms; new initiatives that fail to solve the problems they purport to; and concentration of power in the president’s hands.

[…] Mexico’s Congress is debating a bill under which electricity generated by state-owned CFE would get priority access to the grid, in preference to cheaper alternatives. This would not only raise prices for consumers but could breach the us-Mexico-Canada Agreement (USMCA), North America’s free-trade pact. It would put at risk some 150 renewable-energy projects that are expected to bring more than $40bn-worth of investment, and make it impossible for Mexico to reach its commitments to reduce greenhouse-gas emissions. amlo cancelled the construction of a $13bn airport for Mexico City that was already half-built. These policies have undermined the confidence of investors.

The voters who gave AMLO his landslide election win in 2018 wanted, perhaps more than anything else, a big reduction in the country’s high number of murders. They are still waiting. AMLO proclaimed last year’s 0.4% dip a “significant success”, but it comes after a rise the year before. Murders of women, which led to mass protests last year, stayed at record levels in 2020.

AMLO damages the social fabric by constantly “characterising the elite as wicked and the poor as saintly and victimised”, says Soledad Loaeza, a historian. The elite call him a Mexican version of Hugo Chávez, Venezuela’s late socialist strongman. That is an exaggeration. But the mix of policy failure and power-grabbing is worrying. Next June’s congressional and regional elections may be Mexicans’ last chance to tame their rampant president.

Una cosa es la realidad de lo que está sucediendo en el país, a raíz de las decisiones del gobierno de López Obrador, y otra es la percepción de los mexicanos. La esperanza que surgió desde su candidatura—pasando por las elecciones—hasta su investidura como presidente, sigue viva entre los millones de seguidores que se hartaron del régimen. Esto explica perfectamente por qué su índice de aprobación se mantiene por encima del 60%, a pesar de que muchos otros indicadores de desempeño van a la baja—en especial, los de economía, inseguridad y salud.

En particular, es importante destacar los tres aspectos que—para The Economist—han definido la gestión de López Obrador: 1. Eliminar las reformas recientes. 2. Proponer iniciativas que no resolverán los problemas a las que están enfocadas. 3. Concentrar todo el poder en López Obrador.

Otros elementos fundamentales que mencionan son la cancelación del aeropuerto NAICM y la reforma eléctrica que está en la Cámara de Diputados. Si el tema del aeropuerto abrió un boquete enorme en la inversión, la reforma eléctrica será la estocada final. No sorprende que los cambios a la reforma eléctrica, que están a un paso de ser aprobados, sean mencionados. Sin embargo, es impresionante el impacto que tuvo la cancelación del aeropuerto de Texcoco muy al inicio del sexenio, ya que esto sigue siendo tema en medios nacionales e internacionales. La desconfianza que provocó en el país será difícil de revocar, más con las decisiones recientes.

Además de la errónea respuesta técnica para enfrentar la pandemia, sigue sin entenderse por qué no ha habido un urgente paquete de estímulos. Se sigue favoreciendo la disciplina fiscal y continúan los apoyos incondicionales para los proyectos insignia de la administración. Es decir, no ha habido una respuesta acorde a lo que la economía mexicana está pidiendo a gritos. Los empresarios, desempleados y personas en situación de pobreza requieren urgentemente recibir apoyos de distintos programas destinados específicamente a paliar la situación provocada por la pandemia. La verdadera pregunta es: ¿por qué no ha habido una respuesta social más firme respecto a esta situación?

Para mí, la respuesta a la pregunta anterior está en que en el discurso se ha generado una realidad alternativa del acontecer nacional. López Obrador es el presidente más ‘cercano’ al pueblo. Su discurso, manera de actuar y políticas dan la impresión de que su administración está dando todo por los que se encuentran en situaciones de pobreza. Ha construido su imagen de tal manera que todo el poder se centra en su persona, pero a la vez se distancia de los resultados obtenidos con sus políticas, i.e. el desempeño gubernamental y López Obrador están en planos completamente distintos. Sin embargo, esta realidad alterna en algún momento puede colapsar y se llegue a que la exigencia social por resultados conlleve—gracias a la no tan sólida base que conforma a Morena—un vacío de poder y de ideología que dirija a la democracia mexicana hacia un futuro incierto. No por nada, López Obrador sabe que en las elecciones de este año se está jugando la subsistencia de su movimiento.

Es triste que todo el acontecer nacional esté dictado por el sustento de una mera ideología que no se traduce en arreglar los problemas del país. Mientras la esfera pública tolere la realidad construida por la administración de AMLO, la economía en retroceso, la violencia incesante—en especial la perpetrada contra las mujeres—la polarización o las muertes por COVID-19 son sucesos insignificantes. Lo más importante es que la ideología y la esperanza sigan en pie. Eso es lo que da los votos y otorga el poder—sobre todo cuando la oposición no propone ideas nuevas y se adentra en el juego de la 4T. Puede ser que la las elecciones de junio sean la última oportunidad para revertir esta situación que está envenenando el tejido social. Primero tendremos que resolver eso, antes de pasar a atajar las verdaderas causas de lo que estamos viviendo.